Poner al frente los sentimientos, sacarse las vísceras y ponerlas a disposición de todos, exponerlas, vomitarlas. Eso, vomitarlas y saborearlas.
Tengo que ser sincero en que de AfterClass, Maco Maat era el MC al que menos atención le había prestado. Aunque debo ser claro en que “Soberano”, “Unabomber” y “Mi palabra” están en una de las varias playlists de rap colombiano que tengo en mi Spotify y sus discos han sido parte de conversaciones que he entablado con amigos y amigas sobre el futuro del rap de Medellín.
Cuando llegó a mis oídos “Mis Galgos”, el primer sencillo que soltó de Kamikaze, su tercer LP, sólo atiné a decir “Esta gonorrea se las trae”. Y luego me reafirmé en esa expresión cuando soltó “Es evidente”.
Una de las cosas que posiblemente me incomodaron al principio de Maco, es que soltara mierdas que yo estaba sintiendo en la crisis que vivía en el momento en que lo escuché por primera vez. Tal vez por eso lo había dejado pasar y, aunque Soberano llegó cuando ya había superado todo eso, no fue un disco que escuchara sin parar, como sí me pasa con Kamikaze.
En once tracks, Maco expone su salud mental, pero también pone al frente todo eso que lo ha mantenido aún acá: los amigos, el rap, el monte. Y el monte es un gran protagonista de este disco, desde la portada hasta unas cuantas barras en diferentes canciones. Aunque en este caso, no es monte oscuro, sino un monte que hace referencia a esa vida, a ese renacimiento y a ese aprendizaje que ha significado volver a empezar lejos de todo el mundo.
Y es que no me imagino qué tanto influyó en la salida de este disco esa distancia, el encierro pandémico y lo que estaba sintiendo en su finca. Porque se nota mucho ese sentimiento en cada letra: la abuela, los pocos amigos, la gente que ha pasado por su vida con historias que llevó a canciones, el suicidio, la salud mental.
Cuando le di play por primera vez, sentí escalofríos, así de simple. Porque yo también estuve en el borde, pero no sólo por eso, sino porque es un disco que llena de esperanza. ¿Por qué? No lo sé, pero a mí me llena de esperanza y me enseña, incluso puede servir para que muchos entiendan lo que sentimos quienes en algún momento hemos estado en crisis.
Pero no sólo eriza por las letras, sino que en cada beat, Hakim (Vic Deal) se dejó el alma, mostrando que hoy por hoy, es uno de los grandes beatmakers que tenemos en la ciudad y que en sus samples podemos hallar joyas que pueden hacer historia.
El disco cuenta además con la participación de Luis7Lunes y Vic Deal en dos canciones, dos leyendas vivas del tornamesismo como Fa-Zeta y Z-Kruel.
Kamikaze es en sí, el proyectil que Maco Maat suelta para atacar el bombardero que puede ser su cabeza. Porque también se arriesga a ser romántico a su manera, ofreciendo disculpas, pero también siendo claro en su forma de vivir, en los excesos, en la intoxicación, y porque también llega a la sobriedad y la tranquilidad, algo que muy pocos entienden.
Porque Maco, en sí, en muchas de sus letras, pone su oscuridad y uno no se imagina que de ahí se pueda salir, pero este disco es la viva muestra de que sí, que hay maneras de pilotear la vida y todo lo que nos trae.
Yo, que antes no le había prestado la suficiente atención, ahora cada que salgo del centro de operaciones de La Onda Corta, cuando voy a empezar la caminada, con la lluviecita nocturna que está siendo constante por estos días, lo primero que hago es ponerme los audífonos y dejar que el Kamikaze también bombardee mi cabeza. Porque este disco se me metió en el corazón y posiblemente sea una obra que el rap de Medellín va a agradecer en un futuro.
Salud por Maco.